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Javier | Javier | |||||||||||||
Iñaki | Iñaki | |||||||||||||
Paco | Paco | |||||||||||||
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«¡Dios mío, pobre chica! Pero Teresa, ¿cómo ha sido? ¡Qué horror! ¿Mañana, a qué hora? Vale. Allí estaré. Gracias por llamar.»
¿Cómo es posible?, tan sólo hace unas semanas que la vi por última vez. No estuvo muy amable conmigo, la verdad. Yo sin embargo, a pesar de que estaba harto de su jueguecito estúpido, estuve cordial. Pero pobre chica. Me atosigaba sin descanso. Llegó a darme miedo su insistencia.
Isabel ha muerto, tengo que repetírmelo varias veces para darme cuenta de que es verdad, para creérmelo.
Otra vez el teléfono, a ver si salta el contestador, ¿quién será ahora?
«¡Hola, ¿estás por ahí?»
¡Oh Dios!, pensé que era Isabel, siempre decía lo mismo cuando me llamaba.
«Sí, sí, Mirian. Hola. Perdona es que por un momento..., bueno, es igual. Dime, dime... Sí, qué horror. No dejo de pensar lo mismo, pobre chica. Con lo joven que era, ¿cuántos?, ah sí, sí, treinta y siete. Yo le calculaba más o menos eso. Ah, el cumpleaños, sí, claro fui... Bueno, se me había olvidado. Ya sabes, soy un poco despistado para esas cosas... Mirian, mujer, no te pongas así, tienes que superarlo. Es cuestión de controlar los pensamientos. Venga, venga, ya está. Bueno, bueno... ¡No!, ¡no vayas al tanatorio, es muy duro! No estás en condiciones. Mirian, venga mujer... Bueno, está bien, te acompaño. Venga, paso a buscarte. Sí, dentro de media hora. Yo no quería ir, la verdad, es muy desagradable, pero bueno, yo te llevo, venga. Media hora. Pero volvemos rápido, ¿eh? Margaritas. Margaritas, de todos los colores.»
Sus ojos están cerrados, los ha donado, ya no tiene ojos, pero no se nota. Es como si estuviera dormida. Tiene incluso la sonrisa relajada que se le quedaba siempre mientras dormía. Le han dado un poco de carmín en los labios. Parecen tan vivos como antes, como si fueran a hablarme... o a besarme. Tiene entre sus manos un ramillete de margaritas amarillas... decía que eran las más naturales, las que más luz daban al rincón donde las colocaba, frente al ventanal del salón. Sus manos están menos avejentadas: «tengo manos de obrera y me enorgullezco de ello. Nadie me regaló nada, todo me lo he trabajado.» Sus manos. Mirian. ¿Dónde está Mirian? Tengo calor, estoy sudando. Hace calor, mucho calor. «Mirian, vámonos». La niña me está mirando. Me odia. Es como una pequeña bruja que está conjurando algo. «Mirian, vámonos». Tengo calor. Hace mucho calor. La niña viene. Comienza a llorar. Se me echa a los brazos. Le doy unas palmaditas en la espalda para que se calme. Me alegro de su reacción. No entendía qué le pasaba. Pobre chica. Estaba muy unida a su madre. «Venga, venga, tienes que ser fuerte. A tu madre no le gustaría verte llorar así.» Me dice cosas, señala a su madre llorando. La llevo junto a su abuela, a quien saludo. Un hombre se acerca a la niña y, elevando mucho la voz, le habla, la abraza. Es el padre. El «ex». Vaya tío. ¡Qué mal gusto tuvo Isabel al escogerlo como marido!
Me voy, quiero irme. Este calor es inaguantable... «Mirian, ¿te vienes? Lo siento pero me voy.» Mirian se queda. Han llegado más amigos comunes. Los saludo cerca de la puerta de entrada a la sala. Esto es otra cosa...
«Sí, qué pena, verdad. Pobre chica, con lo maja y lo joven que era. Oye, os dejo. Tengo que hacer muchas cosas... ¿Mañana?, la incineración. No, no voy a poder, tengo una reunión de delegados, ya sabes, cosas imposibles de eludir. Lo siento.»
Copyright © | Edith Checa, 1995 |
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Por la misma autora | |
Fecha de publicación | Mayo 1998 |
Colección | Narrativas globales |
Permalink | https://badosa.com/n052-i01 |
Me llama sobre todo la atención, en una rápida, fragmentaria y desordenada (?) lectura, la nitidez del texto. La capacidad de los fragmentos para insinuar partes decisivas de la historia. Lo cuidado de la edición (para lo que se estila por estos pagos, un lujo). Y lo cercano de la experiencia que se narra.
Seguiría leyendo, pero son las 6:18 de la mañana; la lentilla de mi ojo izquierdo es como un pulpo mucilaginoso, y además, mañana (¿hoy?) tengo tareas... Pero prometo volver, para quedarme hasta el final. De momento, te (me) doy la enhorabuena: ha sido un placer descubrirte.
Hacía algún tiempo que no sentía la cercanía de una historia, y Edith me la ha hecho sentir, no sólo eso, sino la maravillosa sensación de que, afortunadamente, siguen existiendo pinceladas de innovación en este intrincado mundo de la literatura; un nuevo soporte no llega a ser innovador sin una historia que subyugue, y ésta lo consigue...
He leído esta novela dos veces, me impresionó muchísimo, hasta que he decidido traducirla. Soy rusa, vivo en San Petersburgo y estudio el español. La traducción casi la he terminado, lo único que quiero es que mi familia y mis amigos puedan leer esta novela también, porque de verdad que merece la pena hacerlo.
No había leído una novela de este tipo y me impresionó. Las tres historias se pueden leer perfectamente aparte pero creo que el orden sí se debe llevar y me parece que sería bueno que se aclarara eso al lector.
Me gustó mucho la manera de mostrar los sentimientos de cada uno aunque considero que se debió definir un poco mejor a cada personaje porque al final parece que hablan igual.
Es una excelente novela y me ayudó a pasar un día en mi trabajo mucho más constructivamente que otros tantos.
Estoy estudiando los hipertextos en profundidad para mi doctorado. Es una historia que empieza por el final, por la muerte de la protagonista y narra los sentimientos que produce esta muerte en tres hombres importantes en su vida. Bien, es un comienzo, cuesta mucho leer un hipertexto entero. Otro día más, dejo aquí lo que en un libro impreso sería mi separador.
Me gusta el formato y tamaño de letra que ha elegido la autora, es cansado para mis ojos anclados en la era Gutemberg leer en la pantalla del ordenador y este hipertexto es cómodo, también me gusta su narración poética y la traslación de meterse en el pensamiento de tres hombres importantes en la vida de una mujer. ¡Felicidades, a por otro hipertexto!
Psché, yo y mis amigos con unas copas de más en el sábado noche se nos ocurren historias mucho más originales de ésta, que tiene cualquier mérito menos la originalidad.
Realmente estuvieron buenas estas palabras. Qué ganas de haberle dicho esas palabras en el momento adecuado. Pero al fin las he encontrado y me he emocionado hasta las lágrimas. Creo que tomaré prestadas algunas frases que no supe decir en aquellos momentos. Seguiré leyendo.
Sencillamente extraordinaria. Me fascina la técnica de lectura no lineal, creo que a esto lo llaman hipertexto. Felicitaciones por todo.
En la última parte, la de Javier, he llorado como no lo hacía desde hace mucho tiempo. Tal vez porque me ha ido preparando emocionalmente con esos versos tristes durante todo el relato, desde Paco, pasando por Iñaki, hasta Javier... como si fuera el trayecto de una vida hacia la "felicidad". Muy buen relato.
Me gusta la forma con la cual el autor expresa cada idea, cada sentimento y cada sensación haciendo que el texto adquiera algo distinto a los demás y la forma en la cual se mezclan las ideas formando algo distinto.
Me gustó mucho ya que este tipo de lecturas son muy interesantes ya que no nada más vez la versión de un personaje si no muchos personajes mas. también es muy bueno ya que, puedes ver cualquier capitulo o fragmento y sigue teniendo el mismo sentido por que hablan de una idea central, que en este caso es la muerte de una persona, sea donde sea el capitulo que leas si le vas a entender, mientras que en los libros no puedes hacer eso. EXCELENTE!!!! ME ENCANTÓ EN VERDAD!!!!
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