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Javier | Javier | |||||||||||||
Iñaki | Iñaki | |||||||||||||
Paco | Paco | |||||||||||||
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Demasiado densa la carta. No sé exactamente qué ha querido decir pero le agradezco de verdad que no me haya nombrado para nada y que no nos haya hecho llorar. Ha estado bien eso de la primavera, muy propio de su romanticismo. Bien, todo ha terminado ya. He pasado mucho miedo, reconozco que me ha tenido en tensión, pero se ha portado. No ha sido una de sus típicas cartas en las que miente y daña todo lo que puede y más. Estoy casi orgulloso de ella. Buena chica, aunque esa manía que tiene de meter poesía en todo lo que hace estropea las cosas. ¡Qué chorrada con tantos versos de León Felipe y de Alfonsina, ¿a cuento de qué? Pero bueno, así es ella. Lo de León Felipe es una incongruencia. Nadie para enterrar a los muertos es mejor que un sepulturero, él sabe lo que tiene que hacer y cómo hacerlo. Yo no tengo ni idea, ni maldita la gana de enterrar a nadie. Pero bien, ella fue así de romántica y lo ha sido hasta la sepultura. ¡Y qué manía con leer versos de Alfonsina Estorni! A mí me leyó no sé cuántos un día. Se le saltaban las lágrimas por todo. También me las hizo saltar a mí, tan sólo un día, había creado un nuevo poema y me lo recitó varias veces...
«He oído cómo los violines lloran. Yo soy un violín de cuerdas quebradas y notas violeta, un violín que nunca enmudece, un violín ajado y maldito que quiso dar vida a la vida...»
No recuerdo más, casi me lo aprendí de memoria porque en cualquier momento de la conversación, sobre todo cuando me hablaba de su vida pasada, lo soltaba sin más. Me hablaba a lo mejor de su soledad en Segovia, cuando estuvo interna en un colegio, y describía cómo caía la nieve mientras ella la miraba a través de la ventana de una pequeña sala. Se quedaba pensativa, metida de lleno en el recuerdo, y volvía a hablar con los mismos versos...
«Yo soy un violín de cuerdas quebradas y notas violeta, un violín que llora en la noche y busca la melodía de otros violines de la orquesta...»
Y sonreía, y mezclaba anécdotas, unas graciosas, otras desgarradoras, pero siempre con un gran sentido del humor. La verdad es que se reía de su propia sombra. Para quitar dramatismo a las cosas más duras, las contaba con un lenguaje fresco y graciosillo. Y cuando eran cosas tiernas le brillaban los ojos, y también reía, total, que se pasaba la vida o riendo o llorando, no tenía un término medio, no encontraba el equilibrio. Pero siempre terminaba con el poema que había comenzado una y otra vez ...
«Soy un violín de suave textura y desgarradora esencia. Un violín de cuerdas quebradas y notas violeta...»
Y se acurrucaba como una gran niña entre mis brazos para que yo la cuidara. Aquella fragilidad me producía pena, me daba pena, o ternura, o pena, no lo sé. ¡Ya está bien!
Saludo a la madre, a la niña —que se me vuelve a echar en los brazos y dice mi nombre, ¡Iñaki!, tiembla y me hace temblar también a mí— y, ¿quién lo diría?, tengo que saludar al ex. Qué poco gusto tuvo Isabel al escogerle, es un macarra.
¡Por fin, salimos!, me despido de Teresa, de Mirian y del resto del grupo. Ha venido mucha gente. Tengo prisa. Tengo muchas cosas que hacer. Isabel decía que era un cagaprisas, un anti-tiempos-muertos, y se reía de mí porque, según ella, caminaba echado hacia delante y dejaba mi culo detrás...
«¡Pierdes el culo, Iñaki!, ¡no vivas así la vida! Los tiempos muertos son los mejores para recuperar fuerzas...»
¡Tonterías! Eramos muy diferentes.
Copyright © | Edith Checa, 1995 |
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Por la misma autora | |
Fecha de publicación | Julio 1998 |
Colección | Narrativas globales |
Permalink | https://badosa.com/n052-i03 |
Me llama sobre todo la atención, en una rápida, fragmentaria y desordenada (?) lectura, la nitidez del texto. La capacidad de los fragmentos para insinuar partes decisivas de la historia. Lo cuidado de la edición (para lo que se estila por estos pagos, un lujo). Y lo cercano de la experiencia que se narra.
Seguiría leyendo, pero son las 6:18 de la mañana; la lentilla de mi ojo izquierdo es como un pulpo mucilaginoso, y además, mañana (¿hoy?) tengo tareas... Pero prometo volver, para quedarme hasta el final. De momento, te (me) doy la enhorabuena: ha sido un placer descubrirte.
Hacía algún tiempo que no sentía la cercanía de una historia, y Edith me la ha hecho sentir, no sólo eso, sino la maravillosa sensación de que, afortunadamente, siguen existiendo pinceladas de innovación en este intrincado mundo de la literatura; un nuevo soporte no llega a ser innovador sin una historia que subyugue, y ésta lo consigue...
He leído esta novela dos veces, me impresionó muchísimo, hasta que he decidido traducirla. Soy rusa, vivo en San Petersburgo y estudio el español. La traducción casi la he terminado, lo único que quiero es que mi familia y mis amigos puedan leer esta novela también, porque de verdad que merece la pena hacerlo.
No había leído una novela de este tipo y me impresionó. Las tres historias se pueden leer perfectamente aparte pero creo que el orden sí se debe llevar y me parece que sería bueno que se aclarara eso al lector.
Me gustó mucho la manera de mostrar los sentimientos de cada uno aunque considero que se debió definir un poco mejor a cada personaje porque al final parece que hablan igual.
Es una excelente novela y me ayudó a pasar un día en mi trabajo mucho más constructivamente que otros tantos.
Estoy estudiando los hipertextos en profundidad para mi doctorado. Es una historia que empieza por el final, por la muerte de la protagonista y narra los sentimientos que produce esta muerte en tres hombres importantes en su vida. Bien, es un comienzo, cuesta mucho leer un hipertexto entero. Otro día más, dejo aquí lo que en un libro impreso sería mi separador.
Me gusta el formato y tamaño de letra que ha elegido la autora, es cansado para mis ojos anclados en la era Gutemberg leer en la pantalla del ordenador y este hipertexto es cómodo, también me gusta su narración poética y la traslación de meterse en el pensamiento de tres hombres importantes en la vida de una mujer. ¡Felicidades, a por otro hipertexto!
Psché, yo y mis amigos con unas copas de más en el sábado noche se nos ocurren historias mucho más originales de ésta, que tiene cualquier mérito menos la originalidad.
Realmente estuvieron buenas estas palabras. Qué ganas de haberle dicho esas palabras en el momento adecuado. Pero al fin las he encontrado y me he emocionado hasta las lágrimas. Creo que tomaré prestadas algunas frases que no supe decir en aquellos momentos. Seguiré leyendo.
Sencillamente extraordinaria. Me fascina la técnica de lectura no lineal, creo que a esto lo llaman hipertexto. Felicitaciones por todo.
En la última parte, la de Javier, he llorado como no lo hacía desde hace mucho tiempo. Tal vez porque me ha ido preparando emocionalmente con esos versos tristes durante todo el relato, desde Paco, pasando por Iñaki, hasta Javier... como si fuera el trayecto de una vida hacia la "felicidad". Muy buen relato.
Me gusta la forma con la cual el autor expresa cada idea, cada sentimento y cada sensación haciendo que el texto adquiera algo distinto a los demás y la forma en la cual se mezclan las ideas formando algo distinto.
Me gustó mucho ya que este tipo de lecturas son muy interesantes ya que no nada más vez la versión de un personaje si no muchos personajes mas. también es muy bueno ya que, puedes ver cualquier capitulo o fragmento y sigue teniendo el mismo sentido por que hablan de una idea central, que en este caso es la muerte de una persona, sea donde sea el capitulo que leas si le vas a entender, mientras que en los libros no puedes hacer eso. EXCELENTE!!!! ME ENCANTÓ EN VERDAD!!!!
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