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Javier | Javier | |||||||||||||
Iñaki | Iñaki | |||||||||||||
Paco | Paco | |||||||||||||
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He hecho un trato con tu madre. Voy a comprar la casa. Mantendré todo igual, como tú lo tenías. Cuidaré de tus muebles, de tus libros, hasta que la pequeña Laura quiera llevárselos. Está muy contenta, ¿sabes? Nos hemos hecho muy amigos. Nada más salir del colegio se viene conmigo y con las gatas. No se las ha llevado con la abuela porque dice que tardarán en acostumbrarse y que es mejor no cambiarlas tanto; que en verano sí, en verano ya con su padre. Está muy contenta porque sabe que cuido bien de tus cosas. Soy el guardián de tu casa, Isabel. Y a tu hija nunca le faltará de nada porque voy a publicar un libro con tus poemas, y más cosas, ya te iré contando. El libro se va a llamar como tú querías Letargos color violeta, y están todos, desde aquel que escribiste con dieciséis años sobre Llanes hasta los últimos.
¿Sabes?, la niña ha empezado a leer tus libros, los que pusiste en la lista del testamento. Está leyendo a Alfonsina y algunas veces cuando no entiende qué significa algo yo se lo explico. También está entusiasmada con La sombra del ciprés es alargada. Yo le he dicho que es muy triste pero está empeñada en leerlo y va como una moto, y me comenta cosas, y me discute otras.
Le he dado un poema que escribiste para ella, pero se lo sabía de memoria:
«... la estrella del alba que anhelaba mi alma violeta, crece entre mis manos como rosa de abril bañada de rocío que es amor...»
Comenzaste muchos poemas para la niña pero no los acababas, siempre ponías lo mismo:
«... la amo tanto que no puedo expresarme con palabras...»
Y así los terminabas todos. Ella también lo sabe y se ríe. Me dice que alguna vez se puso celosa porque no le dedicabas poemas pero que ahora lo entiende.
He leído algunos relatos que también voy a publicar. Hay uno sobre todo que me ha deprimido «Cuentas de cristal», ¿te acuerdas?
«... las cuentas de cristal del rosario irradiaban pequeñas luces de colores que iban de un lugar a otro entre las tumbas jugando al tula-tula. Un pájaro, quizás un grajo, graznó sobre su cabeza en lo alto. Lentamente comenzó a alejarse de la tumba de su abuelo, sin movimientos bruscos para no llamar la atención de las mujeres que aún rezaban...»
¿Sabes por qué?, ¿por qué me ha deprimido? Porque yo no tengo tumba donde ir a verte, donde ir a hablar contigo. Saber que tus restos están allí. Acariciar tu lápida y limpiar las letras que forman tu nombre. Yo no puedo ir cada domingo, como la protagonista de tu cuento, a visitarte. Llanes está muy lejos para ir cuando se me forme este nudo de dolor en la garganta. Cuando tu ausencia se me haga insoportable como ahora. Quisiera que estuvieras cerca, más cerca. Echaré de menos una lápida donde llorarte, en la que colocar ramos de margaritas frescas de todos los colores, pero sobre todo amarillas que son las que más te gustan. No hay solución, me ha dicho tu madre, mañana esparciremos tus cenizas en el mar, en ese mar que tanto quieres.
Al pasar por el sitio donde tuviste el accidente he ido lento, muy lento, por si acaso todo es mentira y estás todavía ahí en la cuneta necesitando mi ayuda. Por si acaso nada ha ocurrido. He ido lento pero he estado a punto de apretar el acelerador y estrellarme contra cualquier cosa porque así podría quitarme la angustia que me produce tu ausencia, tu ausencia que es inacabable, no tiene fin. Pero he ido despacio porque no sé si al otro lado del arco iris podré verte, no sé siquiera si existe algo. ¿Y si no estás?, ¿y si no hay nada?, prefiero vivir aquí con tus recuerdos a arriesgarme a no sentir. Al menos, así, te tengo.
Anoche encontré una especie de cuento con postales de Llanes. Pones, en las pastas azules y deterioradas «Recuerdos de Llanes, 1973». Tenías dieciséis años cuando le prometiste al mar que volverías:
«... y allí sentada en aquella roca, con el viento en mi cara y la mar a mis pies, lloraré; y aquel mar que tanto quiero sin ya dudarlo mío será y yo seré de él...»
Hay una postal del viejo muelle donde escribías poemas, donde llorabas tus penas de niña, y donde deseas que esparzan tus cenizas. Es una postal en la que se ve el mar embravecido, las olas se elevan por encima de la destruida roca.
Estamos en el extremo del viejo muelle, de pie, sobre la roca. Hemos venido tus seres más queridos y los que más te amamos: tu hija, tu madre, tu tía, tus dos hermanos y yo. Una pequeña familia como decías siempre. Tu madre mantiene sobre su pecho el cofre con tus cenizas, aquél que yo besé. Me ha dicho que tiene miedo de que las cenizas caigan sobre las rocas y se acumulen allí; que quiere echarlas lejos. Le he dicho que yo deseo coger un puñado de ti y echarte a volar para fundirte con el viento y con el mar, y todos han dicho que también desean hacerlo y cada uno va cogiendo tus cenizas y todos al unísono las tiramos con la dirección que lleva el viento y se alejan suspendidas en el aire, un segundo como dos galaxias de corpúsculos esmeraldas que fueron tus ojos; suspendidas tus cenizas en el aire como una orquesta de amapolas rubí intenso bañadas de alborada que conformaron tu boca; suspendidas en el aire, por un segundo, dos cortejos de millares de palomas blancas que fueron tus manos...
«... quiero diluir mi esencia con la misma naturaleza para sentirme viva eternamente..., sentirme viva mientras alguien me ame, sobre todo el viajero que tiene como el cielo los ojos.»
Copyright © | Edith Checa, 1995 |
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Por la misma autora | |
Fecha de publicación | Mayo 1999 |
Colección | Narrativas globales |
Permalink | https://badosa.com/n052-j13 |
Me llama sobre todo la atención, en una rápida, fragmentaria y desordenada (?) lectura, la nitidez del texto. La capacidad de los fragmentos para insinuar partes decisivas de la historia. Lo cuidado de la edición (para lo que se estila por estos pagos, un lujo). Y lo cercano de la experiencia que se narra.
Seguiría leyendo, pero son las 6:18 de la mañana; la lentilla de mi ojo izquierdo es como un pulpo mucilaginoso, y además, mañana (¿hoy?) tengo tareas... Pero prometo volver, para quedarme hasta el final. De momento, te (me) doy la enhorabuena: ha sido un placer descubrirte.
Hacía algún tiempo que no sentía la cercanía de una historia, y Edith me la ha hecho sentir, no sólo eso, sino la maravillosa sensación de que, afortunadamente, siguen existiendo pinceladas de innovación en este intrincado mundo de la literatura; un nuevo soporte no llega a ser innovador sin una historia que subyugue, y ésta lo consigue...
He leído esta novela dos veces, me impresionó muchísimo, hasta que he decidido traducirla. Soy rusa, vivo en San Petersburgo y estudio el español. La traducción casi la he terminado, lo único que quiero es que mi familia y mis amigos puedan leer esta novela también, porque de verdad que merece la pena hacerlo.
No había leído una novela de este tipo y me impresionó. Las tres historias se pueden leer perfectamente aparte pero creo que el orden sí se debe llevar y me parece que sería bueno que se aclarara eso al lector.
Me gustó mucho la manera de mostrar los sentimientos de cada uno aunque considero que se debió definir un poco mejor a cada personaje porque al final parece que hablan igual.
Es una excelente novela y me ayudó a pasar un día en mi trabajo mucho más constructivamente que otros tantos.
Estoy estudiando los hipertextos en profundidad para mi doctorado. Es una historia que empieza por el final, por la muerte de la protagonista y narra los sentimientos que produce esta muerte en tres hombres importantes en su vida. Bien, es un comienzo, cuesta mucho leer un hipertexto entero. Otro día más, dejo aquí lo que en un libro impreso sería mi separador.
Me gusta el formato y tamaño de letra que ha elegido la autora, es cansado para mis ojos anclados en la era Gutemberg leer en la pantalla del ordenador y este hipertexto es cómodo, también me gusta su narración poética y la traslación de meterse en el pensamiento de tres hombres importantes en la vida de una mujer. ¡Felicidades, a por otro hipertexto!
Psché, yo y mis amigos con unas copas de más en el sábado noche se nos ocurren historias mucho más originales de ésta, que tiene cualquier mérito menos la originalidad.
Realmente estuvieron buenas estas palabras. Qué ganas de haberle dicho esas palabras en el momento adecuado. Pero al fin las he encontrado y me he emocionado hasta las lágrimas. Creo que tomaré prestadas algunas frases que no supe decir en aquellos momentos. Seguiré leyendo.
Sencillamente extraordinaria. Me fascina la técnica de lectura no lineal, creo que a esto lo llaman hipertexto. Felicitaciones por todo.
En la última parte, la de Javier, he llorado como no lo hacía desde hace mucho tiempo. Tal vez porque me ha ido preparando emocionalmente con esos versos tristes durante todo el relato, desde Paco, pasando por Iñaki, hasta Javier... como si fuera el trayecto de una vida hacia la "felicidad". Muy buen relato.
Me gusta la forma con la cual el autor expresa cada idea, cada sentimento y cada sensación haciendo que el texto adquiera algo distinto a los demás y la forma en la cual se mezclan las ideas formando algo distinto.
Me gustó mucho ya que este tipo de lecturas son muy interesantes ya que no nada más vez la versión de un personaje si no muchos personajes mas. también es muy bueno ya que, puedes ver cualquier capitulo o fragmento y sigue teniendo el mismo sentido por que hablan de una idea central, que en este caso es la muerte de una persona, sea donde sea el capitulo que leas si le vas a entender, mientras que en los libros no puedes hacer eso. EXCELENTE!!!! ME ENCANTÓ EN VERDAD!!!!
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