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Javier | Javier | |||||||||||||
Iñaki | Iñaki | |||||||||||||
Paco | Paco | |||||||||||||
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No sabía que existiera nada de esto. Me regaló algunos poemas cuando éramos novios y después de casarnos, pero nada más. Cuando todo comenzó a ir mal dejó de darme sus poemas. «Mi señor ternura», así me llamaba en la buena época.
«Tu risa, ayer hermosa violeta de atardeceres es hoy tétrica ironía y desprecio. Tú, mi señor ternura, de mirada plácida de mar sereno, eres hoy puñal hiriente a mis sentidos. Tú, mi recuerdo de pasión y romance; primavera de ensueño, amor loco, campanillero de ilusiones. Tú, rosal de dicha, amigo, caminante de mi alma, te despides. Tú, mi señor ternura, te he perdido...»
Yo no me fui, me echó, qué mentirosa. Me echó de su vera boicoteándome la comida. Me echó de casa en el peor momento de mi vida, cuando me quedé sin trabajo. Le tenía que pedir dinero hasta para el autobús, y me boicoteó hasta eso. Lo perdí todo. Y ella. Perdimos la oportunidad.
«Mi señor ternura —decías, nunca nadie me llamó como tú, mi señor ternura, y te apoyabas sobre mi pecho y acariciabas la piel de mis mejillas con tus labios y en un susurro repetías, mi señor ternura, te quiero. Vivías cada una de tus caricias, no las dabas mecánicamente como las solemos dar los demás—. Recorro con las yemas de mis dedos tu enjambre de infinitos volcanes que se yerguen a mi paso, y percibo la fragancia que aflora, con mis pinceladas, de cada uno de tus salvajes valles, y me pierdo en cada bosque que encuentro, desmayada y febril. Recorro con mi boca los perfiles cósmicos de tu inagotable esencia, y tatúo con mi lastre puro de amor infinito cada rincón inaccesible de tu figura, y enardecida por la dicha soy la diosa Venus que desflora tu guarida hasta que pierdes tu identidad entre mis brazos, y deseas, extenuado, morir conmigo...»
¡Este poema no es para mí!, tiene fecha de este mismo año. ¿A quién va dirigido? La nena me contó que salía con un chico y que les veía muy enamorados. ¿Para quién de los que estaban en el funeral están escritos estos versos? Me da rabia que pueda ser para aquél que me apretó la mano hasta casi rompérmela y que me miró con aire de suficiencia. ¿Quién es ese tío?, me gustaría averiguarlo... No, no podré enterarme, es imposible, qué pregunto, y a quién pregunto, y qué digo, ¿un tío con los ojos azules, trajeado y rondando los cuarenta que me dio la mano en el funeral? ¿Quién va a saber decírmelo? Intento recordar... las caras de todos los que estaban. Quiero saber quien es el hijoputa que inspiró a mi mujer para escribir semejante poema.
«...y enardecida por la dicha soy la diosa Venus que desflora tu guarida hasta que pierdes tu identidad en mis brazos...»
¿Qué significa?, es pasional, visceral, erótico. Ella nunca me escribió cosas así, sólo chorradas románticas, tiernas, nada tan bestia. ¡A la mierda con todo! Necesito dormir..., cabrona, a mí nunca me escribió más que tonterías, ton-te-rí-as. ¡Puro romanticismo! Estoy nervioso, he de reconocerlo, ese poema erótico me ha jodido. Porque está claro que es erótico. No soporto que conmigo fuera una frígida y que con los demás se lo pasara de puta madre. Por otro lado no sé por qué me pongo así, está muerta... Pero conmigo era sólo romántica, y frígida, sí, frígida... sobre todo al final, pero aquí dice:
«Percibo la fragancia que aflora, con mis pinceladas, de cada uno de tus salvajes valles...»
Salvajes valles, ¡sus ingles!, claro.
«...y me pierdo en cada bosque que encuentro, desmayada y febril...»
¡Joder!
«...y recorro con mi boca los perfiles cósmicos de tu inagotable esencia...»
Hija de puta, ¡perfiles cósmicos!, a eso se le llama la-punta-la-polla.
«...y tatúo con mi lastre puro de amor infinito cada rincón inaccesible de tu figura...»
Inaccesible..., ¿pero qué dice la tía?, tatúo, no, si encima le hacía marcas la muy sádica.
«...y enardecida por la dicha soy la diosa Venus que desflora tu guarida hasta que pierdes tu identidad entre mis brazos, y deseas, extenuado, morir conmigo...»
Desflora su guarida hasta que pierde su identidad..., ¡eso es darle por culo!, ¡pero qué hija de puta!
Tiene que haber algo entre tanto papel. Tengo que saber a quién se lo ha escrito. ¡Con quién coños se lo hacía de esta forma! Fechas, fechas, sí, hay muchos ¿Quién puede decírmelo? La niña me lo comentó en algunas ocasiones:
«Mamá tiene novio, se llama...»
Se llama... ¡Iñaki!, sí, Iñaki. Y ¿quién coño es ese Iñaki? ¿Quién lo puede saber? ¿Será el que me dio la mano en el funeral con ese aire de suficiencia?, seguro. Berta me lo puede decir, por supuesto. Berta estaba con él, ahora que me acuerdo. Si es él, claro, porque pinta de tío cachondo no tiene, desde luego. La llamaré mañana. Son las dos de la madrugada, las dos de la madrugada del peor domingo de mi vida.
«¿Berta? Hola, soy Paco. Te he llamado varias veces esta mañana y claro, estabas trabajando, ¿no?»
«...»
«Bien, estoy bien. Anoche, cuando se durmió la niña estuve leyendo cosas de Isabel y he encontrado escritos que me gustaría entregar a una persona que tú conoces, el que estuvo contigo en el funeral, Iñaki.»
«...»
«Ah, pero... ¿no es ese Iñaki, el que estaba contigo ayer en el funeral?»
«...»
«¿Quién? Javier... Ni idea, no sé quién es Javier. Entonces, ¿no conoces a Iñaki?»
«...»
«Y ¿tienes su teléfono? O su dirección para mandárselo todo.»
«...»
«Sí, espero —o sea que el que me estrechó la mano y que casi le estrangulo por la mala leche con que me miraba no es Iñaki, el dueño de estos versos, es Javier. ¿Y por qué coños ese tío me miraba así? Me importa un carajo. ¿Pero y si los versos son para este Javier?—»
«...»
«Así, vale, con eso me basta. A ver, dime.»
«...»
«Vale, ya lo tengo. Bueno, corazón, y ¿tú cómo estás?»
«...»
«Ya, lo entiendo, erais superamigas... Esto es horroroso para todos. Imagínate cómo estoy yo, cinco años de novios y cinco de casados, para qué te voy a contar.»
«...»
«La nena, muy mal, no sé cómo va a superarlo, pero la vida sigue. Bueno, preciosa. Ya hablamos... Ah, oye, ese Javier, con el que fuiste al funeral, era su novio o algo así?»
«...»
«Ya... No es que me importe mucho, pero sentía curiosidad.»
«...»
«No, tranquila, no estoy hurgando en sus papeles, sólo que me he encontrado una carta a nombre de Iñaki y quiero mandársela pero no sabía cómo.»
Lo tengo, tengo el teléfono de Iñaki, de ese hijo de puta al que mi mujer mamaba sus perfiles cósmicos y su-i-na-go-ta-ble-e-sen-cia. Y a quien desfloraba hasta que perdía su identidad, ¡encima maricón reprimido el capullo! Voy a llamarle. Quiero conocerle. Quiero verme cara a cara con ese pibe de mierda que tan bien se lo hizo con mi mujer. ¿Pero qué coño le digo?, ¿que tengo cartas para él?, no, no vale. ¿Poemas?, ¿que tengo poemas?, también los tendrá él. ¿Qué cojones puedo decirle? Bueno, ya está, cojo este poema, lo meto en un sobre, pongo: «Para Iñaki. Abrir sólo en caso de que me muera». ¡No, joder!, sólo pongo: para Iñaki. Sin más, y si lo tiene repetido ¡que se lo meta por el culo!, pero yo me quedo a gusto.
«Hola, en este momento no puedo atenderte. Al oir la señal deja tu mensaje y te llamaré.»
«Hola, en este momento no puedo atenderte. Al oir la señal deja tu mensaje y te llamaré.»
«Hola, en este momento no puedo atenderte...» Ahora sin más le dejo un mensaje, ¡ya está bien, el tío!, no está nunca.
«Hola, soy Paco, el ex marido de Isabel, perdona que te llame pero es que he encontrado en su casa un sobre cerrado dirigido a ti y me gustaría dártelo... Por favor llámame, estoy estos días en su casa.»
«Hola, en este momento no puedo atenderte...»
Esperaré hasta mañana martes. Y si no, me dedico a buscar en las antiguas agendas de Isabel, que si no recuerdo mal las guardaba todas y seguro que encuentro la dirección del tío y me presento allí.
Me estoy empezando a hartar de esta espera. Mi suegra se encuentra mal, tiene una de sus crisis y no puede moverse. Entre eso y que no quiere deshacerse tan pronto de las cenizas de su hija, esto se alarga demasiado. Tengo cerrado desde el jueves y estoy perdiendo dinero. Debo largarme cuanto antes.
Copyright © | Edith Checa, 1995 |
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Por la misma autora | |
Fecha de publicación | Diciembre 1998 |
Colección | Narrativas globales |
Permalink | https://badosa.com/n052-p08 |
Me llama sobre todo la atención, en una rápida, fragmentaria y desordenada (?) lectura, la nitidez del texto. La capacidad de los fragmentos para insinuar partes decisivas de la historia. Lo cuidado de la edición (para lo que se estila por estos pagos, un lujo). Y lo cercano de la experiencia que se narra.
Seguiría leyendo, pero son las 6:18 de la mañana; la lentilla de mi ojo izquierdo es como un pulpo mucilaginoso, y además, mañana (¿hoy?) tengo tareas... Pero prometo volver, para quedarme hasta el final. De momento, te (me) doy la enhorabuena: ha sido un placer descubrirte.
Hacía algún tiempo que no sentía la cercanía de una historia, y Edith me la ha hecho sentir, no sólo eso, sino la maravillosa sensación de que, afortunadamente, siguen existiendo pinceladas de innovación en este intrincado mundo de la literatura; un nuevo soporte no llega a ser innovador sin una historia que subyugue, y ésta lo consigue...
He leído esta novela dos veces, me impresionó muchísimo, hasta que he decidido traducirla. Soy rusa, vivo en San Petersburgo y estudio el español. La traducción casi la he terminado, lo único que quiero es que mi familia y mis amigos puedan leer esta novela también, porque de verdad que merece la pena hacerlo.
No había leído una novela de este tipo y me impresionó. Las tres historias se pueden leer perfectamente aparte pero creo que el orden sí se debe llevar y me parece que sería bueno que se aclarara eso al lector.
Me gustó mucho la manera de mostrar los sentimientos de cada uno aunque considero que se debió definir un poco mejor a cada personaje porque al final parece que hablan igual.
Es una excelente novela y me ayudó a pasar un día en mi trabajo mucho más constructivamente que otros tantos.
Estoy estudiando los hipertextos en profundidad para mi doctorado. Es una historia que empieza por el final, por la muerte de la protagonista y narra los sentimientos que produce esta muerte en tres hombres importantes en su vida. Bien, es un comienzo, cuesta mucho leer un hipertexto entero. Otro día más, dejo aquí lo que en un libro impreso sería mi separador.
Me gusta el formato y tamaño de letra que ha elegido la autora, es cansado para mis ojos anclados en la era Gutemberg leer en la pantalla del ordenador y este hipertexto es cómodo, también me gusta su narración poética y la traslación de meterse en el pensamiento de tres hombres importantes en la vida de una mujer. ¡Felicidades, a por otro hipertexto!
Psché, yo y mis amigos con unas copas de más en el sábado noche se nos ocurren historias mucho más originales de ésta, que tiene cualquier mérito menos la originalidad.
Realmente estuvieron buenas estas palabras. Qué ganas de haberle dicho esas palabras en el momento adecuado. Pero al fin las he encontrado y me he emocionado hasta las lágrimas. Creo que tomaré prestadas algunas frases que no supe decir en aquellos momentos. Seguiré leyendo.
Sencillamente extraordinaria. Me fascina la técnica de lectura no lineal, creo que a esto lo llaman hipertexto. Felicitaciones por todo.
En la última parte, la de Javier, he llorado como no lo hacía desde hace mucho tiempo. Tal vez porque me ha ido preparando emocionalmente con esos versos tristes durante todo el relato, desde Paco, pasando por Iñaki, hasta Javier... como si fuera el trayecto de una vida hacia la "felicidad". Muy buen relato.
Me gusta la forma con la cual el autor expresa cada idea, cada sentimento y cada sensación haciendo que el texto adquiera algo distinto a los demás y la forma en la cual se mezclan las ideas formando algo distinto.
Me gustó mucho ya que este tipo de lecturas son muy interesantes ya que no nada más vez la versión de un personaje si no muchos personajes mas. también es muy bueno ya que, puedes ver cualquier capitulo o fragmento y sigue teniendo el mismo sentido por que hablan de una idea central, que en este caso es la muerte de una persona, sea donde sea el capitulo que leas si le vas a entender, mientras que en los libros no puedes hacer eso. EXCELENTE!!!! ME ENCANTÓ EN VERDAD!!!!
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