Cuando Roberto llegó a la Confitería Plaza, ya eran las dieciocho treinta.
«¡Demasiado tarde!», se dijo, «Alicia no está.»
La buscó infructuosamente por las galerías, por la playa.
«Se ha ido», pensó, «o tal vez nunca ha estado aquí...»
Suspiró profundamente, sentándose al lado de un lobo marino de piedra. Se quedó admirando el mar. Las escolleras estaban desiertas, se anunciaba un temporal; enormes olas lo cubrían todo y volvían a retirarse. Había contemplado infinidad de veces ese paisaje, siempre cambiante, pero en esta oportunidad lo distinto estaba en él. Abatido, defraudado, su entusiasmo había resultado efímero.
«Quizás así sea mejor», concluyó, «han pasado tantas cosas...»
Se dio vuelta para regresar; iría a buscar a Agustín y a Julieta.
«Esta noche no quiero estar solo», decidió invitar a Julieta a cenar...
Cuando alzó la vista, la vio... Ella estaba a su lado, contemplándolo en silencio. Muchas veces había pensado en un encuentro, imaginado las frases serias y profundas que le diría, pero no pudo pronunciar ni una sola. Alicia, como siempre, hizo lo mejor... Se abrazó a Roberto calurosamente, emocionada hasta las lágrimas. Él se encontraba igual... Estuvieron un largo momento estrechándose, fundiendo sus cuerpos y sus rostros, hasta que ella dijo:
—¡Qué lindo abrazarte, Roberto!, ¡te extrañé tanto...! ¿Pudiste perdonarme? Decime que sí, ¡por favor!
—Te perdoné hace mucho, casi inmediatamente, nunca te creí culpable, sino una víctima. Fue sólo que perdí el control, no podía asumir lo que me estaba pasando. Enterarme de la verdad, tan de golpe, fue demasiado... Yo también debería pedirte disculpas.
—Yo no tengo nada que disculparte; vos a mí, sí. Comprendería incluso que no me perdonaras jamás.
—No pienses más en eso, Alicia; no lo menciones más, ¿de acuerdo?
—De acuerdo, querido...
—Estás preciosa, mejor que antes: el tiempo te ha madurado un poco, ahora estás justo a punto.
—¿Te gusto así? Me alegro, me arreglé para vos, ¿no lo notaste?
—Tenés razón, nunca te había visto con pollera... Miento, una sola vez, ésta te queda bárbara...
—Roberto, estás lindo, ¿sabés? ¿Quién te hizo tanto bien?, ¿la doctora Rocío Bareilles?
—Bueno, parece que te hablaron de ella, ¿no?, es una buena mujer, me ayudó mucho...
—No me expliqués nada, Roberto; simplemente decime una cosa, ¿la querés?
—Es la segunda vez que me lo preguntan en el día, la primera que lo quiso saber fue Julieta.
—¿Y qué le dijiste?
—Mejor no te lo repito porque fue demasiado complicado, metafórico, dijo ella...
—Conmigo no seas tan complejo, Roberto, sabés que me gustan las cosas simples, directas, ¿la querés?
—Alicia, vos que deseás saber, ¿si la quiero a ella, o si te quiero a vos?
—Ambas cosas.
—Está bien, pero esto no es justo: yo tengo que responder todas las preguntas, sin formular ninguna... Vos no me decís nada, y querés saberlo todo.
—No me preguntaste nada, Roberto. No sé qué respuestas pretendés, no te ocultaré ninguna... Decime, ¿qué deseás saber?
—Lo mismo que vos, ¿me querés?
—Yo no tengo ningún reparo en contestarte... Sí, te quiero, sin metáforas, sin ambages, sin límites... Te quiero para vivir con vos, para compartir tus tristezas y tus alegrías. Para criar a tu hijo, como si fuera mío...
—¿Lo decís en serio, Alicia?, ¿lo pensaste bien?, no sería nada fácil...
—¿Fácil?, ¿lo es acaso vivir sin vos? Te necesito, y también al niño... No puedo olvidar que vino al mundo porque yo intervine... El semen que fecundó a Juana Artigas, estaba dirigido a mí. Me hubiera gustado mucho que ese chiquito se hubiera gestado en mi vientre.
—Te veo tan segura, no sé, ¿y la diferencia de edad?
—No seas tontito, ¡qué me importa! Mañana veremos, ahora no tengo dudas. ¿Qué significa que vos seas más viejo que yo?, ¿que tendremos menos años de felicidad? Pues, ¡disfrutémolos!, no perdamos más el tiempo... Estoy esperando, Roberto...
—¿Qué Alicia?, ¿qué es lo que esperas?
—Tu respuesta, todavía no me la diste: ¿amás a Rocío?, ¿me querés?, esto sí es importante para mí...
—A Rocío la quiero, no te puedo mentir, hubo muchas cosas hermosas entre nosotros.
—¿Hubo? —preguntó ella.
—Sí, ya es parte del pasado... Nunca la olvidaré, pero hoy le decía a Julieta que yo siempre encontraba un obstáculo, algo que me impedía jugarme con Rocío, vencer su resistencia, su tendencia a ser independiente. ¿Sabés cómo se llama ese obstáculo para Julieta?
—No, ¿cómo se llama?
—Alicia. ¿Y sabés otra cosa, querida?: tiene toda la razón... Fue por vos que acepté el distanciamiento que me impuso Rocío. Si no hubieras existido, habría hecho cualquier cosa para no perderla. No me habría resignado tan dócilmente, habría luchado desesperadamente, tal vez con éxito. Ahora lo comprendo claramente.
—Pero todavía no contestaste a mi pregunta, Roberto. Estoy esperando, ¿me querés o no?
—Ya sabés la respuesta: te quiero muchísimo, con todas mis fuerzas. Vivir con vos sería como un sueño, no me importa cuánto pueda durar... Si me acompañaras, tendría fuerzas para empezar de nuevo. Te toco, y me estremezco; me parece mentira sentir tu aroma nuevamente, acariciar tu pelo... Te besaría toda, te mordería toda, pasó demasiado tiempo, me estoy descontrolando...
—Igual yo también por eso te extrañé...
—Alicia, ¿vamos a casa?, ¿vamos a festejar nuestro reencuentro?, ¿te animás?
—Yo, sí, ¿y vos?
—Es lo que más deseo en este mundo. Sólo una cosa te pido...
—Lo que vos quieras —dijo Alicia mordiéndole suavemente los labios—, ¿qué es?
—Esta noche, Alicia, no me pidas que use un preservativo...
Copyright © | Ricardo Ludovico Gulminelli, 1990 |
---|---|
Por el mismo autor | |
Fecha de publicación | Abril 2001 |
Colección | Narrativas globales |
Permalink | https://badosa.com/n101-87 |
Me gustó la obra: me hizo sentir deseos de seguir leyendo página a página, no sólo por la trama, también porque me sentí identificado con su protagonista, su forma de ver las relaciones, su concepto de la mujer como compañera e igual. Hay también manifestaciones sobre determinados temas (aborto, matrimonio) que comparto y me hicieron reforzar mis propias opiniones.
Soy un asiduo lector y hacía mucho tiempo que un libro no me despertaba tantas emociones. Gracias a Badosa por publicar libros así (además gratuitos).
Creo que se trata de una novela-folletín que, en cuanto atañe a aspectos judiciales, está muy bien documentada; se nota que el autor procede de la abogacía y judicatura. En el e-mail que le envié, le dije que vale más un folletín bien relatado que novela suspirada, pero no conseguida. Salut i tenis-sala.
Como escribe de lo que entiende, se le entiende todo lo que escribe. Salut i tenis-sala.
Éste ha sido un gran libro, donde el lector se va adentrando a la vida de cada uno de los personajes, es un libro bien documentado en cada uno de los temas a los que se refiere. Debo felicitar a Badosa.com por brindarnos este servicio.
Mi opinión es que es una historia excelente. Me atrapó verdaderamente leer el libro, me enseñó, comprendí lo complejo que puede ser un tema que parece tan simple. Es un orgullo tener académicos de tan alto estirpe, espero que el Dr. Ricardo Gulminelli haga otras obras tan interesantes como es Fecundación fraudulenta.
Es un libro muy interesante, muy bien planteado, que lo atrapa en su lectura de principio a fin. Lo recomiendo ampliamente.
Wonderful. I think that the story is fascinating, the situacion is provocative, and the end is surprising. Congratulations. It's a fantastic book. I'm so happy to have found it.
In my opinion, Ricardo Ludovico Gulminelli is an excellent writer... I'm from Miami Beach (Florida) and I have been studying Spanish since 1999 and I'm very happy indeed that I had the opportunity to be able to read this wonderful book. I know that I liked it because he described everything so well, as if he had lived it, and I felt very identificated. I hope to read more materials from Ricardo Ludovico Gulminelli. Thank you!
I fell in love after reading the description of the character Roberto Burán of Fraudulent Fertilisation (Episode 11). The man I am currently dating is so much like him... except, he's not an Attorney. I work with Attorneys. I'm a legal assistant... and I think Attorneys are so fascinating!
Inquietante la secretaria, se llama Estela, como mi hermana ídem de un médico... Un saludo Ricardo,
Un libro que atrapa, una historia plausible, muy bien tratado el tema, mis felicitaciones para el Dr Ricardo Gulminelli.
Además de opinar sobre esta obra, también puede incorporar una fotografía (o más de una) a esta página en tres sencillos pasos:
Busque una fotografía relacionada con este texto en Flickr y allí agregue la siguiente etiqueta: (etiqueta de máquina)
Para poder asociar etiquetas a fotografías es preciso que sea miembro de Flickr (no se preocupe, el servicio básico es gratuito).
Le recomendamos que elija fotografías tomadas por usted o del Patrimonio público. En el caso de otras fotografías, es posible que sean precisos privilegios especiales para poder etiquetarlas. Por favor, si la fotografía no es suya ni pertenece al Patrimonio público, pida permiso al autor o compruebe que la licencia autoriza este uso.
Una vez haya etiquetado en Flickr la fotografía de su elección, compruebe que la nueva etiqueta está públicamente disponible (puede tardar unos minutos) presionando el siguiente enlace hasta que aparezca su fotografía: mostrar fotografías
Aunque en Badosa.com no aparece la identidad de las personas que han incorporado fotografías, la ilustración de obras no es anónima (las etiquetas están asociadas al usuario de Flickr que las agregó). Badosa.com se reserva el derecho de eliminar aquellas fotografías que considere inapropiadas. Si detecta una fotografía que no ilustra adecuadamente la obra o cuya licencia no permite este uso, hágasnoslo saber.
Si (por ejemplo, probando el servicio) ha añadido una fotografía que en realidad no está relacionada con esta obra, puede eliminarla borrando en Flickr la etiqueta que añadió (paso 1). Verifique que esa eliminación ya es pública (paso 2) y luego pulse el botón del paso 3 para actualizar esta página.
Badosa.com muestra un máximo de 10 fotografías por obra.