La autora junta palabras en las que concurran la ternura, la tragedia, el mito, lo mágico, lo social, aderezados con las especias del goce, de lo repugnante, de lo justamente sensible... meterlo todo junto en unas pocas frases, apenas dos o tres párrafos y conseguir ese guiso homogéneo de prosa poética o de poesía prosificada, en el que se distinguen hasta los más escurridizos tonos y sabores.