Fernando, me halaga recibir tus obras, que leo con placer. Poseés el don de dejar volar tu imaginación para dar forma y contenido a relatos originales, ricos por tu lenguaje tan preciso, por tus descripciones de lugares, de personajes, de estados de ánimo... Sos inteligente, irónico, agudo observador... Entretenida, divertida, trágica, es ésta una obra para disfrutar, y luego pensar en nuestro egoísmo... De verdad te digo, espero que los corderos correctores destruyan el mío con fruición... Ya sabés: cada uno de tus envíos es para mí, D U L C E D E L E C H E... Por favor nunca me olvides!!! GRACIAS y un beso a vos y a tu dulce mujer...
Estimado Señor Sorrentino. Como siempre es un verdadero placer leerlo. Una prosa limpia, un tema que se desenvuelve natural en esa realidad tan real de lo fantástico. Una siempre puerta abierta a la reflexión.
Muy buen cuento. Como casi todo lo suyo que he leído (no es mucho, lo lamento) pero mi favorito -no el mejor que escribió- es Para defenderme de los escorpiones (en 20 cuentos argentinos con animales, una pequeña, y muy buena, antología que encontré hace años en una librería de usados). Si bien soy editor (por ahora solo "ediciones para autores", como se dice) creo no ser de la estirpe de Nefario (¡Dios me libre!) pero sí quizá algún día pueda contarlo a usted como autor. Un abrazo, y gracias por remitirme sus cuentos.
Fernando, como siempre, tu cuentística aferrada a la vanidad humana, a esa codicia de lo impensable, en fin, a una ruptura primordial de una especie que va mutando por otra con más esperanzas en su potencial imaginativo. Tu cuento emplea el recurso de una favorable justicia cosmológica impregnada de esos corderos guardianes de la ínfula de engañaar al prójimo sólo porque el poder hacerlo procura una extraña diversión. Te felicito, tu narración, siempre eficaz, exacta, correcta, como buen corrector que has sido. Ya tomaremos el café que nos prometimos, es que también tengo que prepararme para asistir a cobrar lo que me deben y no quieren pagarme. Chau. Un abrazo, saludos a tu primo. Adrián.
Excelente relato enmarcado extrañamente en la mejor tradición de Poe, Conan Doyle y algún ruso genial. Va un abrazo fraterno.
Me encantó el cuento. Muy buen título, y narra una historia donde la avaricia, la mezquindad, el mal, en fin, van a ser castigados por una manada de animales justicieros y crueles (paradójicamente corderos) quedándole al hombre con toda su capacidad de hablar y teorizar sobre la justicia, etc., sólo la luz de la esperanza dentro del pozo de su vida, aunque sin cobrar un centavo.
Muy buena su obra. Gracias, es de gran edificacion. Me gustaría saber de dónde tengo el gusto de conocerlo gracias, camarada escritor.
La corrección de los corderos, a mi parecer, es una metáfora. Felicitaciones, Fernando Sorrentino. Saludos cordiales,
Fernando, pocas veces agrego comentarios porque soy más de usar la computadora como máquina de escribir y muchos blogs tienen claves complicadas. Me pareció excelente tu cuento. Ojalá se concretara la Corrección anunciada. Hay muchos que, como Nefario y Sra., deberían correr igual suerte. La calle 11 de septiembre es muy bucólica, si no te asaltan. Por San Isidro también hay Nefarios de guante blanco y guante negro. Me encanta la manera en que corregís la realidad. Prosa limpia y sacralizada para narrar un ritual. Un saludo atrasado por el cumpleaños que ambos festejamos el mismo día de noviembre. Los de juventud acumulada nos alegramos cuando un colega sigue en la pista.