Logra este relato transportar al lector (al menos a mí me ha ocurrido) a ese plano inexplicable ubicado en el límite entre lo real y lo irreal. Y la tarde del domingo, creo que como ningún otro momento se presta para eso. El estado de ánimo, o de desánimo, de la protagonista queda del todo plasmado en el ritmo, las imágenes y el lenguaje del relato.
No creo necesario agregar que me ha gustado.