¡Qué decrepitud literaria! ¡Qué despilfarro de incompetencia estilística! Es patético contemplar la decadencia de quien ni tuvo ni tiene ni tendrá auténtica cadencia literaria, auténtica prosa; es decir, Dimas Mas ha pasado de la nada a las más altas cotas de la miseria artística en apenas un puñado de pseudopretendidas obras de ¿arte?, ¡de artero atrezzo, todo lo más!
No suelo comentar comentarios, y menos de heterónimos pretenciosos, a juzgar por el blog desde el que escribe el señor Poz. Me he resistido hasta hoy, en que, sin sentirme ofendido, he creído oportuno no tanto defenderme de una subjetividad que se descalifica a sí misma, cuanto dejar constancia del escepticismo con que acojo sus críticas no argumentadas y el interés con que he seguido su propia obra en gestación.
Suelen quienes no tienen por costumbre comentar comentarios comenzar a comentar comentarios cuando no se sienten ofendidos por críticas adversas. ¡Ah, qué mundo este en el que nos ha tocado vivir, en el cual quienes piden críticas sinceras sólo pretenden ser aplaudidos! Definitivamente, lo de "sinceras" mantiene únicamente su valor retórico. Por cierto, ¿sabrá este hombre con nombre tan poco agraciado, que diría Keating, qué significa "heterónimo"? Por otro lado, ¿cómo la subjetividad puede descalificarse a sí misma?, ¿la propia opinión, el modo personal de mirar el mundo, puede descalificar algo? Acláreme, por favor, cómo se puede seguir una obra literaria que está "en gestación". Cinco líneas las suyas, deslavazadas y de precaria comprensión (y no precisamente por las entendederas del lector), que no dejan de ser más que una espléndida muestra de lo que el lector no avisado va a encontrar en su novelita. ¿Alguien Da Mas?
Lobo, usted sí que muerde.