Es maravilloso leer una obra costumbrista, pues es lo que necesitan nuestros jóvenes para no perder la identidad. Es como el relato de los primeros juglares, cuando boca a boca transmitían las tradiciones. Mis más sinceras felicitaciones.
Querida Nora, tu literatura ha ido crecido por entre las calles de tus recuerdos con enorme eficacia. Logras que reconozcamos una ciudad imaginada intuyendo que un día la recorrimos, olores penetrantes del sur soñado, el dolor y alegría de la vida corriente. Y en este contexto, cruza desapercibido el deseo, desviado, oculto, no admitido por una sociedad que se pliega sobre sí misma. Valiente.