Se encontraron en el vestíbulo del hotel. Rocío y Roberto se habían vestido de sport como les gustaba. Fueron a cenar a una pizzería que él siempre frecuentaba. Pese a la tensión que habían sufrido, ambos estaban animados, alegres de estar nuevamente juntos. El puente que los vinculaba era cada vez más sólido, más transitable. Estaba implícito que entre ellos algo pasaba; ninguno de los dos se atrevía a dar el primer paso, pero ambos deseaban vincularse más íntimamente.
—¡Qué gusto estar de nuevo con vos, Rocío! Es un verdadero placer, se me nota en la cara, ¿no?
—No sé, no exageres...
—No exagero, sos desconfiada, ¿eh? ¿Qué tengo que hacer para que me creas?, ¿jurar por Dios?
—¡No!, por favor, ¡eso no!: ¡si sos un ateo!, no creés ni en vos mismo. Estás pasado de vueltas, en esto no te hago caso...
—¡Mil perdones! —dijo él—, cierto que te educaron las monjas. Debés creer que soy mefistofélico. No te gusta nada que sea agnóstico, ¿no?
—No me gusta, ni me desagrada, respeto tu libertad de pensamiento. Lo que no me satisface es que te tires tanto contra la Iglesia... Parece que te olvidas de que, al fin y al cabo, está compuesta sólo por hombres.
—Justamente —dijo Roberto—, no por dioses infalibles. Pero ellos pretenden que no se equivocan, que sus interpretaciones no pueden ser discutidas.
—Mirá, vos decí lo que quieras, pero no podés ignorar que en el mundo entero se advierte una especie de renacimiento de lo religioso. Fijate lo que pasa en Europa oriental, o con el nuevo cristianismo de los Estados Unidos, o con los musulmanes...
—No pongas como ejemplo a los mahometanos, por favor, su deporte nacional es el de lapidar mujeres, por cualquier tontería. Mejor fijate en Europa occidental: allí no es tan fácil drogar a la gente con la religión, predomina la ciencia, no la superstición.
—Sin embargo —dijo Rocío—, no existe contradicción entre lo religioso y lo científico. Si hubo una Gran Explosión que creó el Universo, los astrofísicos no explican por qué, ni qué hubo antes. Lo mismo podríamos decir con el fenómeno de la evolución: aunque provengamos de un ser unicelular primitivo, ¿cómo comprender nuestra actual perfección?
—¿Perfección?, ¡si somos apenas un montoncito de células!; en mi opinión, somos simplemente el orden que resulta del caos. De una selección de millones de años, de innumerables variaciones, hemos resultado nosotros, nada más. Cuando me prueben lo contrario me hago creyente; hasta rezaré, te lo juro.
—Sos un perjuro incorregible —expresó sonriendo Rocío—, no tenés perdón.
—Mira, Rocío, si Dios es tan bueno como yo quisiera, no me sancionaría por mi descreimiento. En cambio, si me condenara por mi falta de fe sería un Dios detestable; yo no podría adorarlo. Mientras tanto adoro a las mujeres hermosas como vos...
—Estás sumamente lisonjero, pero no te preocupes, no me molesta...
—¿Puedo seguir entonces? —preguntó Roberto.
—Podés.
—Gracias, Rocío, ¿pongo las cartas sobre la mesa?, ¿te animás?
Ella contestó con cierta vacilación:
—Me animo, creo...
—Está bien, decime, Rocío, ¿qué nos está pasando?, porque algo nos pasa, ¿no?
Ella bajó su mirada y sonrojándose visiblemente dijo:
—No sé, no me atrevo a decir nada.
Copyright © | Ricardo Ludovico Gulminelli, 1990 |
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Por el mismo autor | |
Fecha de publicación | Marzo 2001 |
Colección | Narrativas globales |
Permalink | https://badosa.com/n101-69 |
Me gustó la obra: me hizo sentir deseos de seguir leyendo página a página, no sólo por la trama, también porque me sentí identificado con su protagonista, su forma de ver las relaciones, su concepto de la mujer como compañera e igual. Hay también manifestaciones sobre determinados temas (aborto, matrimonio) que comparto y me hicieron reforzar mis propias opiniones.
Soy un asiduo lector y hacía mucho tiempo que un libro no me despertaba tantas emociones. Gracias a Badosa por publicar libros así (además gratuitos).
Creo que se trata de una novela-folletín que, en cuanto atañe a aspectos judiciales, está muy bien documentada; se nota que el autor procede de la abogacía y judicatura. En el e-mail que le envié, le dije que vale más un folletín bien relatado que novela suspirada, pero no conseguida. Salut i tenis-sala.
Como escribe de lo que entiende, se le entiende todo lo que escribe. Salut i tenis-sala.
Éste ha sido un gran libro, donde el lector se va adentrando a la vida de cada uno de los personajes, es un libro bien documentado en cada uno de los temas a los que se refiere. Debo felicitar a Badosa.com por brindarnos este servicio.
Mi opinión es que es una historia excelente. Me atrapó verdaderamente leer el libro, me enseñó, comprendí lo complejo que puede ser un tema que parece tan simple. Es un orgullo tener académicos de tan alto estirpe, espero que el Dr. Ricardo Gulminelli haga otras obras tan interesantes como es Fecundación fraudulenta.
Es un libro muy interesante, muy bien planteado, que lo atrapa en su lectura de principio a fin. Lo recomiendo ampliamente.
Wonderful. I think that the story is fascinating, the situacion is provocative, and the end is surprising. Congratulations. It's a fantastic book. I'm so happy to have found it.
In my opinion, Ricardo Ludovico Gulminelli is an excellent writer... I'm from Miami Beach (Florida) and I have been studying Spanish since 1999 and I'm very happy indeed that I had the opportunity to be able to read this wonderful book. I know that I liked it because he described everything so well, as if he had lived it, and I felt very identificated. I hope to read more materials from Ricardo Ludovico Gulminelli. Thank you!
I fell in love after reading the description of the character Roberto Burán of Fraudulent Fertilisation (Episode 11). The man I am currently dating is so much like him... except, he's not an Attorney. I work with Attorneys. I'm a legal assistant... and I think Attorneys are so fascinating!
Inquietante la secretaria, se llama Estela, como mi hermana ídem de un médico... Un saludo Ricardo,
Un libro que atrapa, una historia plausible, muy bien tratado el tema, mis felicitaciones para el Dr Ricardo Gulminelli.
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