La traición de los deseos. Un cuento del nuevo colaborador de Badosa.com Carlos Almira.
«Hay en algunas ciudades pequeñas, sobre todo en el sur, personajes que parecen sacados del siglo XIX. Evangelina Campanario era uno de ellos: alta, dura, enteca, en perpetuo luto, el bolso negro atiborrado de rosarios y estampas benditas, cruzaba la calle furtiva, mirando de través a las parejas, a los obscenos solitarios, incluso a los que, como ella, se dirigían a misa. El mundo, obra del Diablo, parecía diseñado expresamente para ponerla a ella a prueba...»
Keys: padre, voz, calle
El sueño de Evangelina
El cuento está bien logrado. Creo que le sobra abalorio —demasiado descriptivo cuando tal vez podría ser más sugerente, lo explica todo y no deja tanto hueco para imaginar; el autor te lleva exactamente por donde él quiere. Si ésa es la pretensión, un 10—.
Y en cuanto al lenguaje, se ve que es alguien que domina los recursos estilísticos pero creo que hay algunas metáforas extrañas: al igual que Platón, vivía aterrorizada: ¿Platón vivía aterrorizado? Hasta donde yo sé, no. En fin, tampoco soy un experto en Platón —pero sí en algunos de sus textos— pero como el cuento es para todo el mundo, creo que queda algo vago. Y lo del Diablo tampoco me queda claro. Se ve que es opinión del autor, pero por qué. ¿Por el puritanismo del pueblo de Evangelina?
Por lo demás, a mí me llegó el relato y me parece que tiene genio, es vivo, cala, y tiene fuerza narrativa. Si tuviera que puntuarlo, un 8,5.
Julio
El sueño de Evangelina
Evangelina sueña y vive, pero no se sabe en qué medida. ¿Acaso sueña lo que está viviendo? ¿Quizás vive lo que está soñando? La vida es sueño, sueño renovado que da sentido a la existencia. El tema se convierte en un clásico que en este relato está contado con nuevos aires. Carlos está consiguiendo un sitio como autor de relatos y no sólo como novelista. ¿Por qué el relato se considera un género menor? La dificultades de su ejecución están perfectametne resueltas en este caso. ¡A seguir!
Paco Ortuño
El sueño de Evangelina
Pienso que Platón vivía exteriormente muy plácido y casi orgulloso de su academia, pero que en sus entrañas vivía la escisión de un mundo real que nunca acaba de colmar las expectativas. ¿Podemos tachar de esquizofrénico a alguien que exige la existencia de la idealidad, de la ficción? Carlos Almira presenta en el dulce juego de las palabras la desnudez del deseo, la imagen (de un negro arquetípico) de lo que nunca se ha de alcanzar, y en esa tensión florecen las contradicciones vitales de la protagonista. Difícil equilibrio entre la honda humanidad latente y un estilo que por su colorido nos devuelve al mundo sugerente y variopinto de la sensualidad. Una mirada literaria que cada día parece que tendremos que tener más en cuenta.
Santiago Martín
El sueño de Evangelina
Es curioso ver cómo el relato parte de una realidad definida y va difuminándose poco a poco en un cóctel de sueño, confusión, pasión contenida y por último ruptura (con el cristal de la habitación y los añicos del vaso).
Me ha gustado la lucha entre el instinto sexual y la razón (educada por la religión castrante) que se plantea en el relato y que por medio de ella se plantea la oscilación de la personalidad de la protagonista igual que si fuese un péndulo de un reloj de pared.
Efectivamente el relato es muy descriptivo y tengo que reconocer que me ha recordado a la Nueva Orleans de El corazón del ángel (Alan Parker). A lo mejor la protagonista del relato tiene una doble vida como Harry Angel en el film.
Cuba: el sur, caluroso, sensual y decadente son un marco perfecto para encuadrar esta historia febril.
Miguel Ibáñez
El sueño de Evangelina
Por cuanto hace años, demasiados, que no leo narrativa y menos de alguien vivo, mi opinión no tiene valor, menos cuando leo el cuento con simpatía por el autor. Para lo que se escribe actualmente creo, desde mi confesa ignorancia, que el cuento es correcto. Para lo que se podría escribir ¿pero quién?...
Correcto digo: articulado, coherente, bien escrito, la flecha alcanza su blanco diría Poe. No sorprende, si bien no sé si esto es un valor, quizá fuera intención del autor.
Lorenzo Higueras
El sueño de Evangelina
Además de excelentes cualidades para la narración, el autor exhibe aquí un muy buen manejo de la doble realidad o doble historia, al estilo de Cortázar en La noche boca arriba, por dar un ejemplo. Me gustó mucho.
Nolberto Malacalza