Saludos cordiales y felicitaciones de un kafkiano convicto y confeso, amigo Fernando. Excelente el relato. Creo que todos, con mayor o menor presencia, tenemos un preso enjaulado en nuestro dormitorio.
Un relato poco intenso pero bien logrado.
Otro dichoso relato más, y ya son unos cuantos y siempre demasiados, carentes de contenido y exceso de cháchara grandilocuente porque al autor le gusta leerse. Qué bien harían en ser cortados todos de raíz. Francamente deplorables; tampoco me merecen mayores elogios la cantidad ingente de críticas que se hacen en esta página donde todos parecen reírse las gracias y apoyarse mutuamente sin ton ni son menospreciando todo juicio literario. Amén