Saludos cordiales y felicitaciones de un kafkiano convicto y confeso, amigo Fernando. Excelente el relato. Creo que todos, con mayor o menor presencia, tenemos un preso enjaulado en nuestro dormitorio.
Un relato poco intenso pero bien logrado.
Otro dichoso relato más, y ya son unos cuantos y siempre demasiados, carentes de contenido y exceso de cháchara grandilocuente porque al autor le gusta leerse. Qué bien harían en ser cortados todos de raíz. Francamente deplorables; tampoco me merecen mayores elogios la cantidad ingente de críticas que se hacen en esta página donde todos parecen reírse las gracias y apoyarse mutuamente sin ton ni son menospreciando todo juicio literario. Amén
(Esta opinión se refiere al conjunto de la obra de Fernando Sorrentino.) Un escritor que acude, que instala las voces que narran lo que creemos nuestra verosimilitud, como un adivino propietario de nuestra incredulidad. Además, ¡es alegre! Un abrazo para él, de parte de los alumnos de la Escuela Media 6 1º 4ª de Mar del Tuyú.