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Qué puede sensatamente hacerse ahora, qué deseo prodigioso puede salvarme de querer estrechar el espacio hasta ajustarlo a la piel, de aspirar sinceramente a la asfixia. Cómo se deshace una sombra, cómo se ignora un fantasma voraz que engulle horas frías como el mármol, que empuja las jornadas a los pies del abismo. Por dónde se escapa de la zarza de la soledad, cómo se evitan sus cuchillas que demoran sádicamente tu imagen como un caramelo envenenado. Qué puedo hacer sin rabia con todo lo que tuvimos sino aspirar a sumarlo a lo que perdimos. Acumularé vacíos por tanto, ensayaré si acaso la demolición de la memoria, el derribo, la ruina de nuestros mejores pronombres.
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